domingo, agosto 26, 2007

El pueblo donde no pasa nada

Los días han pasado lentamente, situación inverosímil para cuando se acerca el primer cuarto de siglo. Aún permanece cerrado ese libro, encima del escritorio, abajo del código de procedimientos civiles.

Las noches no son largas ni cortas, simplemente son noches. Horas líquidas, se escurren. El pequeño can echado al lado de su amo, neurótico también, taciturno en intermitencias.

Este es el pueblo donde no pasa nada. El humo de las ojas secas quemandose puede despertarte por las mañanas, amargarte por las tardes o alegrarte por las noches.

Este es el pueblo donde puedes tranquilizate o desesperarte, todo depende de ti, claro como todo en esta vida. Puedes sentarte a leer tranquilo en un patio, en las calles, cualquier lugar es bueno, porque este es un pueblo silencioso. Silencioso si omites el cantar de los gaseros por las mañanas o la letanía del diario amarillista.

Este es el pueblo donde las muertes se anuncian por un altavoz y los nacimientos, casamientos o separaciones se hacen saber de oreja a oreja.

Este es el pueblo donde los hombres sin trabajo, pasan sin mayor preocupación las tardes en el campo de futbol. Donde los niños caminan descalzos y moquientos mientras su madre ve la novela en casa de la vecina.

Este es un pueblo sureño del estado de Veracruz, parte de México y aquí, pareciera que no pasa nada, pero sucede de todo.

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