sábado, julio 26, 2008

¿Existe todavìa el Don?

El individuo moderno está dispuesto a que se le reprochen muchas cosas, pero desde luego no a que sea ingenuo. Aceptaría ser todo salvo eso. Sabe bien lo que se oculta tras las historias de dioses, tras los mitos, tras los bellos y grandes relatos de todos los países y de todas las épocas.
El individuo moderno es realista. Sabe por consiguiente lo que se oculta detrás del don. Al tener el triste pero moderno privilegio de mirar las realidad de frente y de no ser engañado por las falsas apariencias, sabe que lo motiva la producción, el intercambio de bienes, no es el altruismo o la generosidad sino el interés material; que la política no es cuestión de ideales sino de poder, que los afectos no son mandados por los sentimientos, sino en primer lugar por el sexo.
Más generalmente el hombre moderno pretende no obedecer más que al principio de la realidad, y éste plantea que sólo existe realmente la materia y el cuerpo. El resto no es más que un invento de la mente, entonces el don, esta simulación o esta afectación de lo inefable, nos da siempre el derecho de soñar con él en la intimidad o en la oscuridad de una sala de cine. Pero ni hanlar de preocuparnos por él en el análisis de la dura realidad.

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