Después de mucho tiempo lo dije, podríá haber callado unos años más o quizá meses, que se yo, pero lo dije. No me arrepiento de mi confesión. Mucho menos de lo que hice, seria una tonteria. No tengo justificación y no busco tenerla, pero cualquiera que me conoce sabe que independientemente de la persona "victima" de esa situación, yo hubiera usmeado. No puedo controlar esa extraña afición por ver, por imaginar a partir de lo que veo y reconstruir historias en mi cabeza.
No me debes, ni te debo, estamos a mano.
Es cierto, siento un poco de malestar, pero ni modo, así es esto. Un mal momento, una mala situación, qué se puede hacer. Por supuesto que evitar que yo dejará de ver era imposible, tan imposible como confesar la situación en la que me encontraba. Aunque he de admitir, varias veces lo consideré.
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