miércoles, agosto 13, 2008

Segundo día con los ojos llorosos a la misma hora. Segundo día con una lágrima escurriendo por la mejilla. Cuenta perdida de veces lloradas frente al monitor.

Sofía no puede dejar de lamentarlo. Lo sabe y lo supo desde ese momento, huyó, con la cobardia que siempre cuestionó. La acción peso, el impulso ganó, nada era novedad, una carta más al aire... y esas lineas, esas lineas que suele guardar, que suele leer y re l e e r. Dónde rádica la necesidad de lastimarse.

De repenten echa un vistazo y sabe que lo sigue haciendo, que lo seguirá haciendo, que no puede ser simple. No puede ser simple como Demian tampoco podía serlo, pero al final el siempre fue más valiente, jamás huyó... y más bien siempre acató lo que le pedían.

De nuevo ataca esasensaciónesehuecoquecomienzaasentirseenelestomagoyahorasubealcorazón.

La cagué por millonésima ocasión y lo lamento, pero tallar su cara con mis manos asperas, no sirve de nada, tampoco repetirlo mil veces. Tuve el final fátidico, por eso sabes como está doliendo, como arde la bofedata polaroid. Por eso sabes que sigues siendo y serás tan cobarde que no le volverás a dar la cara.

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