Sabía que estaba llena de miedos. Criticaba a los hombres de 40 años que se quedaban viviendo en la lejanía de los 20. Tenía miedo a envejecer; no podía ser sencillo. Parecía imposible entender en qué radicaba el sentimiento de felicidad. ¿Vivían todos así? ¿Lo sentían? ¿se daban cuenta?, en qué radicaba sentirse satisfecho al final de viaje.
Todo parecía un abstracto de los ensayos y la falta de éstos. Se puede vivir sobre la marcha, tratando de evitar tropezar de nuevo, pero esta bien dicho que pocos son los que deciden no volver a patear las mismas piedras.
Era notorio que comenzaba a escaparse. Las canas comenzaron a salir, como las llamadas de los altavoces que anuncian la función que está por comenzar.
La vida se me esta yendo y hay cosas que ya no puedo hacer.
1 comentario:
te amo por dramatica....nada.
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