jueves, marzo 22, 2007

Se dice que...

Se encuentra cubierto con una sábana quirúrgica de color azul, desechable. El cuerpo en posición de cubito dorsal, con la cabeza orientada hacia el norte y los pies al sur. Falta de respiración, de pulsaciones, opacidad de la vista, temperatura inferior a la normal, rigidez y lividez cadavérica, signos evidentes de muerte real.

Con los ojos cerrados y cubierto hasta el cuello pareciera sólo que duerme. Con tanta tranquilidad. Sin preocupaciones. Desguarecido, tal vez, en un sueño lúcido. Se antoja estar así, suspendido en la nada. Siendo nada. Porque en la nada, nada hay.

Esta muerto, según las características que presenta. Según la definición que señala ala mutación de los sentidos como la cesación de la vida. Su lapso en este mundo ha terminado. No hay vueltas al pasado. No hay recuerdos. Sólo quedan las preguntas. La curiosidad, la indignación. Cómo se puede terminar así, convirtiéndose en nada. Se sintetizan lo mismo uno que cien años en un cuerpo que ha quedado vacío. ¿Hay alma? ¿Cómo saber, que nunca estuvo habitado?¿Como saber si, siempre estuvo vacío?. Si se acaba al morir el sentido de razón, ¿se pierde la calidad de humano?.

Cumpliendo con ciclos, remarcando los círculos que componen el universo, en la onírica teoría que ubica a PI como la razón del universo. La respuesta. Así como un circulo que se cierra, así es ese transitar en esta dimensión, claro si es que lo es, si es que no hay otra. Si tiene algo de cierto la teoría de los mundos paralelos, en la cual, seguiremos viviendo en otras unidades de tiempo y espacio retardadas.

Lejos de cavilaciones filosóficas, lo único cierto es que aún no se comprueba la existencia de un algo después de la muerte. Entre la diversidad de culto, cada quien es libre de pensar a su conveniencia en un cielo, infierno, limbo o nirvana. Finalmente es más cómodo pensar, que el ser querido o conocido a pasado a un mundo mejor, que mantener la postura escéptica de la duda. Del no haber nada. Simplemente cobijar el misterio.

Lo cierto es que de manera gradual, mediante la degradación del ADN o su imposibilidad para regenerarse, lo mismo ante un evento inesperado del cual no se puede reponer el organismo. La muerte, según la experiencia, es cruel para los que viven y no para los que se van.

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